Kingii es el salvavidas más pequeño del mundo, construido con un ingenioso diseño. En Indiegogo ya obtuvo 10 veces el respaldo económico necesario para ser fabricado.
Buena cantidad de las muertes por ahogamiento que se producen en todo el mundo, unas 372 mil al año según estimaciones, podrían evitarse con más precaución y con métodos de rescate rápidos y eficaces. Esa es la idea de Kingii, un flotador de pulsera que se dispara en caso de necesidad y que ayuda a que las personas que estén en apuros en el mar, en el río o en piletas, queden a flote.
Se coloca como un reloj de pulsera y se activa pulsando un botón que dispara una carga de dióxido de carbono que infla un flotador en menos de un segundo. El sistema es el mismo que el de los salvavidas que están disponibles en los aviones y, aunque su tamaño es pequeño, es capaz de mantener a salvo a un adulto.
En el sitio de crowfunding Indiegogo, el producto obtuvo a fecha de hoy (y solo en un mes) respaldo por más de 578 mil dólares, siendo que el objetivo para fabricarlo comercialmente era de 65 mil.
El inventor de Kingii es un agente de seguros norteamericano llamado Tom Agapiades, que comenzó a diseñarlo tras la muerte por ahogamiento de uno de sus mejores amigos. "Cuando pasó el accidente, no pude dormir durante días. Tenía que hacer algo para evitar más muertes así", explicó al Huffington Post.
Agapiades espera que Kingii llegue a las tiendas a partir de octubre de este año, a un precio estimado de 90 dólares.