Desde 2010 al menos tres grupos extremistas islámicos atacan Siria. A través de la violencia y la persecución de cristianos provocaron el desplazamiento de más de 11 millones de personas. Una religiosa argentina fue testigo del horror.
"Tanto en Siria como en el Líbano se daba algo que era especial: la buena convivencia entre los cristianos y los musulmanes a pesar de que los primeros son minoría. Los musulmanes eran muy abiertos. Estamos hablando de antes de la guerra. La guerra cambió todo", explica a minutouno.com la hermana María de Guadalupe, una religiosa de la Congregación del Verbo Encarnado que desde 2010 trabajó en la ciudad de Alepo, a 311 kilómetros de Damasco, la capital siria. La guerra a la que se refiere comenzó poco después de su llegada, cuando grupos extremistas como el Estado Islámico, los talibanes y Al Qaeda la emprendieron contra el país árabe, lo que generó 11,5 millones de refugiados en todo el país y una campaña en contra de cualquier persona que no sea musulmán, tanto los cristianos como los yazidíes son dos de los grupos más vulnerables en la contienda.
Menos de cinco años después de la primera granada detonada por los extremistas islámicos en el sur del país, la contienda bélica dejó a su paso un tendal de muertos y a más del 50 por ciento de los habitantes desplazados de sus hogares. Los tres grupos terroristas trabajan juntos para derrocar al presidente Bashar Al Assad e imponer la ley islámica.
"Yo llegué a Siria cuando todo estaba tranquilo. Había paz, por eso pedí ir ahí, porque es un lugar donde no sentía esa tensión permanente en el ambiente de que si te cruzás con un musulmán te va a hacer algo", explicó la hermana María de Guadalupe, de 42 años, quien es originaria de Villa Mercedes, San Luis. La religiosa se radicó en el Obispado de Alepo junto a dos monjas más, una argentina y otra de Egipto.
Pocos meses después de su llegada empezaron los primeros disturbios al sur del país. Lo que fue presentado por la comunidad internacional y los medios del mundo como una rebelión producto del descontento del pueblo Sirio con sus gobernantes, para la hermana Guadalupe fue en realidad una conquista del país por parte de los ejércitos extremistas.
"Empezaron como levantamientos, pero fueron focos terroristas que ya estaban alimentados desde afuera por grupos fundamentalistas, obviamente utilizando partidarios y militantes del propio país que estaban disconformes con el gobierno. Pero es ínfima la cantidad de militantes sirios dentro de la oposición. La mayoría viene de afuera", explica.
Alepo es la ciudad más poblada e importante a nivel económico en Siria y pese a que la gente creyó que los extremistas nunca iban a llegar (ver "El sitio de Alepo, la mayor ciudad siria"), cayó en junio de 2012 tras casi dos años de sitio: hasta el momento se calcula que hubo 12 mil muertos sólo en sus calles.
"A los cristianos los matan o les dan opciones: pagar o convertirse al Islam"
"Realmente no te lo podías imaginar porque no era una ciudad que vieras convulsionada y que te hiciera decir: 'Esto es una bomba de tiempo'. Siria era un país económicamente independiente, sin deuda. Por eso digo que esto está como armado, planeado desde afuera de manera que necesite ayuda", señaló la religiosa, quien había pedido su traslado desde Egipto tras 12 años de misión apostólica con la intención de vivir en la paz ecuménica.
"En Siria, quizás como en el Líbano, se daba algo especial, que era la buena convivencia con los musulmanes a pesar de que los cristianos son minoría. Me llamó siempre la atención eso las veces que había visitado la congregación de las hermanas ahí, porque no se da en otros lugares que en un grupo de amigos dos son musulmanes y tres son cristianos. En otros lugares eso es impensado porque no se mezclan", destaca.
"A los niños los entierran vivos en fosas"
La hermana Guadalupe relata las distintas tácticas que tienen los terroristas para tomar los pueblos. "A veces entran matando a todo el pueblo, y otras les ofrecen opciones: o que se conviertan al Islam o que paguen el impuesto por ser cristianos, que es una barbaridad de unos 5 mil dólares por mes, imposible de pagar. Cuando el cristiano se resiste a hacerse musulmán y a pagar, las opciones también varían: en algunos casos les dan una hora para dejar el pueblo o los matan o los venden como esclavos, a los hombres, y a las mujeres como esclavas sexuales. Los de los niños es lo peor, porque hacen una fosa y los entierran vivos", describe.
De acuerdo a las cifras oficiales, la avanzada de los grupos extremistasredujo a fuerza de asesinatos, atentados y desplazamientos la cantidad de cristianos a un tercio: de 1,2 millón que eran antes de la guerra hoy quedan unos 400 mil.
Según Guadalupe, "a la par de esta tragedia, se ve el milagro de la fe: porque cuando ves a una madre que ve que su hijo va a perder la vida de esa manera, pudiendo ella librarlo de la muerte al convertirse al Islam, negar a Jesucristo no se les pasa por la cabeza".
"Ellos mismos animan a sus hijos a mantenerse firmes y a morir dignamente en nombre de Jesucristo, por la fe en la que han elegido vivir. Allá el cristianismo no es un adorno. Es una elección de vida que te cambia desde adentro", resalta. Fuente: M1