Enrique Maldonado asumió en Chancaní. Para ser candidato tuvo que dejar el sacerdocio. Fue cura durante 25 años.
El 10 de diciembre, el exsacerdote Enrique Maldonado asumió como jefe comunal de esta alejada comunidad del oeste cordobés, cuyas tribulaciones comenzó a conocer de cerca mientras ejercía su tarea pastoral. Para llegar a al cargo, debió renunciar a su función en la Iglesia Católica y enfrentar a un tradicional aparato político, al que superó holgadamente en votos.
Antes, Maldonado se destacó porque lideró equipos de Cáritas que lograron la construcción de cientos de vivienda para desocupados y subocupados en distintos pueblos de Traslasierra.
El 25 de octubre ganó encabezando la lista del Frente para la Victoria con casi un 60 por ciento de los sufragios ante Pedro Montoya, el candidato de Unión por Córdoba.
Chancaní, con 1.100 votantes esparcidos en su pedanía, se encuentra 70 kilómetros al norte de Villa Dolores por un camino de tierra. Históricamente ha sido noticia por su pobreza y por los altos niveles de mal de changas registrados.
La falta de trabajo, la carencia de agua, los caminos vecinales destruidos, una deficiente atención en salud, una electrificación limitada y obsoleta, y el clientelismo como modo transversal de adhesión política, son algunos de los desafíos que deberá enfrentar el nuevo jefe comunal.
Injusticia y pobreza
Maldonado nacido en Cruz del Eje hace 53 años, vivió hasta los 14 junto a su madre, empleada doméstica. Luego ingresó al seminario menor de Las Tapias. Desde entonces y hasta hace unos meses, su vida transcurrió institucionalizada en la Iglesia Católica.
“Quizá sin saberlo mi campaña comenzó hace más de 20 años porque siempre estuve muy inclinado a lo social” señala. “Yo siento que el reino de Dios abarca toda la vida de la persona, además de lo espiritual también implica una mejor calidad de vida, el acceso a los derechos y la superación de la injusticia que se da en la pobreza”, acota.
Recuerda luego: “Fui cura 25 años y trabajé en la zona desde hace más de 20 años, desde entonces veníamos padeciendo la situación de la comuna como estado reducido a su mínima expresión y personalizado a la voluntad del jefe comunal de turno, y uno entendía que la comuna debía estar en distintos lugares, que es lo que ahora vamos a intentar”.
Planes y anhelos
Desde hace décadas, en todas las campañas políticas se promete la pavimentación del camino a Chancaní.
Maldonado señala: “Esta vez al asfalto lo prometió el Gobierno provincial, y sería fundamental, pero nosotros tenemos otras prioridades relacionadas con lo esencial de la infraestructura básica: ver cómo distribuimos agua, mejorar caminos, una buena electrificación, acompañar los procesos de producción de la gente”.
El funcionario cree que la crianza de cabras, la producción de leche, la apicultura y otros procesos intensivos son emprendimientos que requieren de un afianzamiento mediante un incentivo del Estado, sobre todo en su comercialización. “Si tuviéramos un cajero automático mucha plata quedaría aquí, también debemos equiparnos mejor en salud, y tratar de tener un médico todos los días,” señala Maldonado. Fuente:LaVoz