Son ocho y hasta hace meses ninguna tenía empleo. Todas son sostenes de hogar. Derriban prejuicios por hacer un trabajo que se supone “típico de hombres”.
Vi lla María. Ocho madres sostén de hogar, que hasta hace apenas unos meses estaban sin trabajo, ahora se ganan el sustento fabricando baldosones para exteriores.
Cada día, bien temprano, se calzan guantes y ropa de fajina para hacer la mezcla de agua, arena y cemento con la que fabrican un producto del que están orgullosas. Es un trabajo que requiere destreza y esfuerzo, y que pone a prueba sus físicos todo el tiempo.
El año pasado eran amas de casa desempleadas, de distintos barrios, que fueron a golpear las puertas del municipio para pedir trabajo. “Nunca imaginamos terminar en esta tarea. Pero la necesidad hace que podamos hacerlo. No teníamos experiencia y nos costó mucho al principio, pero fuimos aprendiendo y nos acostumbramos”, contó Liliana Nocetti, rodeada de sus compañeras.
En el grupo, cada una tiene su tarea, se reparten los roles, pero todas saben de todo y cualquiera puede ponerse a operar la mezcladora, llenar los moldes o apilar baldosas listas para ser colocadas. Aseguran que si tienen que trabajar más de las cuatro horas diarias para cumplir con un pedido, nos les tiembla el cuerpo. Fuente:LaVoz
Cada día, bien temprano, se calzan guantes y ropa de fajina para hacer la mezcla de agua, arena y cemento con la que fabrican un producto del que están orgullosas. Es un trabajo que requiere destreza y esfuerzo, y que pone a prueba sus físicos todo el tiempo.
El año pasado eran amas de casa desempleadas, de distintos barrios, que fueron a golpear las puertas del municipio para pedir trabajo. “Nunca imaginamos terminar en esta tarea. Pero la necesidad hace que podamos hacerlo. No teníamos experiencia y nos costó mucho al principio, pero fuimos aprendiendo y nos acostumbramos”, contó Liliana Nocetti, rodeada de sus compañeras.
En el grupo, cada una tiene su tarea, se reparten los roles, pero todas saben de todo y cualquiera puede ponerse a operar la mezcladora, llenar los moldes o apilar baldosas listas para ser colocadas. Aseguran que si tienen que trabajar más de las cuatro horas diarias para cumplir con un pedido, nos les tiembla el cuerpo. Fuente:LaVoz
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