Una sangrienta guerra civil que estalló en la República Centroafricana condujo a la masacre indiscriminada de civiles.
Ambos lados del conflicto reclutaron a huérfanos a los que enseñaron a luchar y arrojaron a la batalla. Estos niños soldados han visto horrores inimaginables y se han visto obligados a matar. Después de un alto el fuego declarado en mayo del 2015, comenzó el proceso de rehabilitación para muchos de ellos, pero aun así, se enfrentan de nuevo a una dura etapa.
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