Un turista británico quiso cumplir el sueño de su vida y viajó a Las Vegas a ver al ilusionista. No sólo eso, sino que participó en uno de los trucos. “Pero se convirtió en una pesadilla”, confiesa.
Gavin Cox, de 55 años, tenía un sueño: “Ver a David Copperfield era el punto más alto de un viaje de ensueño para celebrar mi cumpleaños número 53". Sin embargo, en lugar de eso, asegura que se ganó la peor pesadilla. "Mi salud se arruinó, perdí mi negocio y mis ahorros”.
¿Cómo llegó a eso? La curiosa historia se remonta a noviembre de 2013, cuando viajó con su mujer a Las Vegas y fueron a ver el show del ilusionista al hotel MGM. Cox fue uno de los 13 voluntarios del público elegidos para subir a escena y formar parte de un truco por el cual los iba a hacer desaparecer de una caja elevada sobre el escenario. Los voluntarios, finalmente, reaparecerían segundos más tarde al fondo de la sala.
Lo que debía ser una experiencia única, se terminó convirtiendo en una batalla legal que lleva tres años y que ha obligado al ilusionista a revelar, por primera vez, uno de sus trucos.
En aquella oportunidad, según las palabras del denunciante, se le acercó gente del equipo del ilusionista para preguntarle si quería participar, siempre y cuando no fuera periodista y si podía correr. Una vez que lo sentaron en la caja con los demás participantes, les dieron unas linternas y los cubrieron con una cortina. “El brillo de las linternas daba la impresión de que todavía estábamos ahí”, declaró Cox.
Según su acusación, el equipo del mago llevó entonces al grupo de espectadores por una especie de pasadizo secreto, y a través de una puerta, salieron afuera de la sala. “Fue como si una alarma de incendio se hubiera encendido, y ellos empezaron a decirnos ‘apurensé, corran, corran. Fue un pandemonio total”, agregó.
En ese contexto de corrida nerviosa fue que Cox dice haberse resbalado y golpeado su cabeza contra el piso. Sus abogados alegan que el accidente le produjo una lesión cerebral permanente, y que Cooperfield “erró al no prevenir, inspeccionar, mantener y advertir sobre las condiciones peligrosas”. Cuando terminó la función, el hombre fue derivado a un hospital donde determinaron que se había dislocado un hombro.
Ahora, él está forzado a utilizar un tubo de oxígeno por la noche dado que deja de respirar, además de haberse tenido que mudar a California para recibir atención en un centro médico especializado. Los abogados del ilusionista, en tanto, aseguran que se habían hecho “múltiples inspecciones”.
Gavin Cox y su mujer buscan resarcimiento por daños por parte de Copperfield y el hotel MGM, alegando negligencia. Copperfield declaró y confirmó los detalles del truco, aunque alegó inocencia. Habrá que ver cuál es la decisión de la Justicia.
¿Cómo llegó a eso? La curiosa historia se remonta a noviembre de 2013, cuando viajó con su mujer a Las Vegas y fueron a ver el show del ilusionista al hotel MGM. Cox fue uno de los 13 voluntarios del público elegidos para subir a escena y formar parte de un truco por el cual los iba a hacer desaparecer de una caja elevada sobre el escenario. Los voluntarios, finalmente, reaparecerían segundos más tarde al fondo de la sala.
Lo que debía ser una experiencia única, se terminó convirtiendo en una batalla legal que lleva tres años y que ha obligado al ilusionista a revelar, por primera vez, uno de sus trucos.
En aquella oportunidad, según las palabras del denunciante, se le acercó gente del equipo del ilusionista para preguntarle si quería participar, siempre y cuando no fuera periodista y si podía correr. Una vez que lo sentaron en la caja con los demás participantes, les dieron unas linternas y los cubrieron con una cortina. “El brillo de las linternas daba la impresión de que todavía estábamos ahí”, declaró Cox.
Según su acusación, el equipo del mago llevó entonces al grupo de espectadores por una especie de pasadizo secreto, y a través de una puerta, salieron afuera de la sala. “Fue como si una alarma de incendio se hubiera encendido, y ellos empezaron a decirnos ‘apurensé, corran, corran. Fue un pandemonio total”, agregó.
En ese contexto de corrida nerviosa fue que Cox dice haberse resbalado y golpeado su cabeza contra el piso. Sus abogados alegan que el accidente le produjo una lesión cerebral permanente, y que Cooperfield “erró al no prevenir, inspeccionar, mantener y advertir sobre las condiciones peligrosas”. Cuando terminó la función, el hombre fue derivado a un hospital donde determinaron que se había dislocado un hombro.
Ahora, él está forzado a utilizar un tubo de oxígeno por la noche dado que deja de respirar, además de haberse tenido que mudar a California para recibir atención en un centro médico especializado. Los abogados del ilusionista, en tanto, aseguran que se habían hecho “múltiples inspecciones”.
Gavin Cox y su mujer buscan resarcimiento por daños por parte de Copperfield y el hotel MGM, alegando negligencia. Copperfield declaró y confirmó los detalles del truco, aunque alegó inocencia. Habrá que ver cuál es la decisión de la Justicia.
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