Un informe del Ieral de Fundación Mediterránea proyecta lo que puede llegar a pasar con el precio de las carnes en los próximos meses.
Instituto de Estudios de la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) estimó que los precios de la hacienda y de la carne al consumidor seguirán subiendo en los próximos meses, pero al mismo nivel o por debajo de la inflación.
La entidad encargada de investigar la economía que depende de la Fundación Mediterránea lo señala en un artículo que integra su último Informe de Coyuntura y que busca contestar el interrogante sobre si el precio de la carne y la mejora de los indicadores para la ganadería pueden llegar a complicar las metas de inflación del gobierno.
En resumidas cuentas, la conclusión a la que llega el economista Juan Manuel Garzón, autor del análisis, es que si bien la retención de vientres podría complicar los planes para frenar las subas de precios, la reducción del consumo interno y la lenta reactivación de las exportaciones aún no significarán una presión sobre los valores de la carne.
Alta relevancia
Según Garzón, un primer aspecto a tener en cuenta es que aproximadamente el 50 por ciento del precio que pagan los consumidores por la carne bovina es producto del precio que tiene la hacienda. Por eso, un aumento de los animales en pies significa casi siempre un impacto posterior en los bolsillos de los consumidores.
Eso fue precisamente lo que sucedió desde fines del año pasado hasta marzo: la corrección cambiaria de diciembre más la eliminación de un 15 por ciento de los derechos de exportación y de otras restricciones que afectaban al comercio exterior de carne bovina, mejoraron las condiciones objetivas para la inversión ganadera.
Así, los precios de la hacienda, medidos en este caso a partir del valor del novillito en el Mercado de Liniers, aumentaron casi un 30 por ciento entre noviembre de 2015 y marzo de 2016; más que el nivel general de precios (19 por ciento, según IPC Caba), el precio al consumidor de la carne bovina y más que los alimentos en general (20 por ciento). Es decir, que “la hacienda y la carne bovina se adelantaron a todos los precios de la economía y contribuyeron (entre otros productos) a que éstos se acelerarán”, puntualiza Garzón.
Cambio de tendencia
Sin embargo, esta tendencia dio un giro a partir de abril: en el segundo trimestre, mientras el conjunto de precios de la economía creció un 16 por ciento, la hacienda aumentó 13 por ciento, la carne bovina, ocho por ciento; el conjunto de carnes, cinco por ciento; y los alimentos, nueve por ciento. “En estos meses la hacienda y la carne bovina vienen por detrás del nivel general de precios de la economía, mostrando una desaceleración importante respecto de la dinámica de cierre de 2015 y comienzos de 2016”, remarca el Ieral.
Las razones de esta desaceleración, de acuerdo a la mirada de Garzón, se encuentran en que la carne bovina “está encontrando dos techos para sostener precios: a) un mercado interno debilitado; b) un sector exportador que ha empezado a responder pero lentamente”.
Además, si bien existe un proceso de retención de vientres en marcha, el economista afirma que no se ha profundizado y que, como ya lleva un año de desarrollo, es de esperar que se traslade a una recuperación en la oferta de animales para faena, lo que conllevará en que se vuelque más carne al mercado interno y eso frene la presión alcista de un consumo recuperado gracias a las paritarias.
En conclusión, “a partir de todo el análisis realizado, existen elementos para proyectar un escenario base donde los precios de la hacienda y la carne bovina continúan creciendo pero a tasas decrecientes en los próximos meses. Es decir, que se acomodan al ritmo al que evoluciona el nivel general de precios o incluso se ubican por debajo de este último”, señala Garzón. Fuente:Agrovoz
La entidad encargada de investigar la economía que depende de la Fundación Mediterránea lo señala en un artículo que integra su último Informe de Coyuntura y que busca contestar el interrogante sobre si el precio de la carne y la mejora de los indicadores para la ganadería pueden llegar a complicar las metas de inflación del gobierno.
En resumidas cuentas, la conclusión a la que llega el economista Juan Manuel Garzón, autor del análisis, es que si bien la retención de vientres podría complicar los planes para frenar las subas de precios, la reducción del consumo interno y la lenta reactivación de las exportaciones aún no significarán una presión sobre los valores de la carne.
Alta relevancia
Según Garzón, un primer aspecto a tener en cuenta es que aproximadamente el 50 por ciento del precio que pagan los consumidores por la carne bovina es producto del precio que tiene la hacienda. Por eso, un aumento de los animales en pies significa casi siempre un impacto posterior en los bolsillos de los consumidores.
Eso fue precisamente lo que sucedió desde fines del año pasado hasta marzo: la corrección cambiaria de diciembre más la eliminación de un 15 por ciento de los derechos de exportación y de otras restricciones que afectaban al comercio exterior de carne bovina, mejoraron las condiciones objetivas para la inversión ganadera.
Así, los precios de la hacienda, medidos en este caso a partir del valor del novillito en el Mercado de Liniers, aumentaron casi un 30 por ciento entre noviembre de 2015 y marzo de 2016; más que el nivel general de precios (19 por ciento, según IPC Caba), el precio al consumidor de la carne bovina y más que los alimentos en general (20 por ciento). Es decir, que “la hacienda y la carne bovina se adelantaron a todos los precios de la economía y contribuyeron (entre otros productos) a que éstos se acelerarán”, puntualiza Garzón.
Cambio de tendencia
Sin embargo, esta tendencia dio un giro a partir de abril: en el segundo trimestre, mientras el conjunto de precios de la economía creció un 16 por ciento, la hacienda aumentó 13 por ciento, la carne bovina, ocho por ciento; el conjunto de carnes, cinco por ciento; y los alimentos, nueve por ciento. “En estos meses la hacienda y la carne bovina vienen por detrás del nivel general de precios de la economía, mostrando una desaceleración importante respecto de la dinámica de cierre de 2015 y comienzos de 2016”, remarca el Ieral.
Las razones de esta desaceleración, de acuerdo a la mirada de Garzón, se encuentran en que la carne bovina “está encontrando dos techos para sostener precios: a) un mercado interno debilitado; b) un sector exportador que ha empezado a responder pero lentamente”.
Además, si bien existe un proceso de retención de vientres en marcha, el economista afirma que no se ha profundizado y que, como ya lleva un año de desarrollo, es de esperar que se traslade a una recuperación en la oferta de animales para faena, lo que conllevará en que se vuelque más carne al mercado interno y eso frene la presión alcista de un consumo recuperado gracias a las paritarias.
En conclusión, “a partir de todo el análisis realizado, existen elementos para proyectar un escenario base donde los precios de la hacienda y la carne bovina continúan creciendo pero a tasas decrecientes en los próximos meses. Es decir, que se acomodan al ritmo al que evoluciona el nivel general de precios o incluso se ubican por debajo de este último”, señala Garzón. Fuente:Agrovoz
Informe ganadería Ieral by Favio Re on Scribd
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