Los sospechosos de integrar una banda que habría sido manejada desde la cárcel. Son once los acusados y dos personas más que están prófugas. Distribuían estupefacientes hasta en Deheza.
La Justicia Federal de Villa María acusó a trece personas de integrar una banda narco que operaba desde la cárcel de esa ciudad, donde los presuntos cabecillas estaban detenidos. En tanto, otros nueve sospechosos cayeron en el marco de un operativo desarrollado hace diez días con el secuestro de casi 40 kilos de droga. La fiscal María Marta Schianni impulsó la acción penal por el delito de organización para el tráfico de estupefacientes en el marco de una causa en la que interviene el juez Roque Rebak.
Según informaron fuentes judiciales, la acusación es contra los hermanos Carlos Miguel y Diego Ezequiel Gilli, su padre, Miguel Ramón Gilli; Pedro Daniel Ricardo Pittavino y Guido Facundo Pittavino, padre e hijo, respectivamente. También alcanzó a Juan Antonio López, Melisa Sacchetto, Eloy Dario Ruiz, Lorena del Valle Otín, Jorge Alberto Centioni, Miguel Ángel Quiñonez, Franco Sebastián Borghi y Santiago Oreste Olivero.
Se advirtió que Borghi y Olivero permanecen prófugos, y rige una orden de captura para ellos. En tanto, se dispuso la liberación de Edgardo Ángel Munch, dado que, si bien se registró un diálogo entre él y uno de los líderes de la banda para prestar su domicilio con el fin de guardar el estupefaciente, esto no se concretó y no pudo corroborarse otra circunstancia de relevancia que permita vincularlo como integrante de la organización.
Entre el viernes 24 y sábado 25 de febrero la Policía Federal desarrolló allanamientos en domicilios de Villa María y Villa Nueva. Parte de los procedimientos fueron efectuados en las celdas que los presuntos narcos ocupan en la cárcel. Como resultado del operativo se incautaron casi 40 kilos de marihuana, un millón de pesos en efectivo y cinco autos de alta gama.
De acuerdo con la investigación judicial, la droga era comercializada en Villa María, Villa Nueva, General Deheza, Dalmacio Vélez y Río Tercero. Para tal fin, los acusados se comunicaban a través de teléfonos celulares y radio y coordinaban la compra, distribución, traslado y venta de los estupefacientes. Asimismo, usaban códigos y sobrenombres para no ser descubiertos.
Fuente: El Puntal
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