El joven Marcos Salvay se encuentra trabajando para la fundación dignamente comprometido a enseñar oficios y administrar los recursos.
El portal INTA Experimental Quimili de Santiago del Estero redactó un articulo con todos los detales
El presidente de la Nación Mauricio Macri, la ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley, el gobernador de la Provincia, Gerardo Zamora y otros funcionarios del Gobierno visitaron este miércoles la sede de la Fundación Dignamente en Weisburd, observando el desarrollo del programa Pro Huerta por parte de mujeres y varones en situación de vulnerabilidad.
Tras visitar la obra del jardín de infantes en el barrio Los Olivos de Quimilí, el jefe de Estado y sus funcionarios se trasladaron hacia Weisburd, distante 30 kilómetros, donde se encuentra la sede que forma parte de la Fundación Conin.
Sentados bajo la sombra de un frondoso árbol esperaban algunas mujeres, responsables de la Fundación Dignamente y del INTA Quimilí la visita de la ministra de Desarrollo Social de la Nación Carolina Stanley sin saber que junto a ella también llegaba el presidente de la Nación Mauricio Macri. Sorprendidos, tras el saludo de los visitantes, compartieron durante media hora una emotiva conversación, sentados en las sillas de madera y bajo la sombra del árbol.
Ese encuentro tuvo mucha cordialidad. El propio presidente y la ministra escucharon las historias de vida y de los desafíos que enfrentan mujeres y hombres que están relacionados con la Fundación Dignamente de CONIN y el programa Pro-Huerta financiado por Desarrollo Social y en este caso ejecutado por la Estación Experimental Quimili de INTA.
En la localidad de Weisburd las autoridades nacionales fueron recibidas por el presidente de la Fundación Dignamente, Heriberto Rocchia, las familias beneficiarias y el Coordinador de Dignamente para Weisburd, Sr. Marcos Salvay, la directora de la EEA Quimili de INTA, Ing. Graciela Leguizamon.
En un ambiente distendido, el Presidente conoció de primera mano bajo la metodología, "Mano a mano", como trabajaban sus huertas, la historia del inicio del proyecto en marzo del año pasado donde todo era escombros y el descreimiento. También escucharon como la paciencia y el acompañamiento de la Fundación mas las enseñanzas de INTA los hicieron crecer y que llegar a producir verduras para el sustento de sus hogares y para la venta de excedentes y costear los estudios, terminar la casita, a ayudar a la economía, entre otras realidades manifestadas. La huerta comunitaria no solo es el lugar para aprender, sino para el encuentro, para compartir el mate y hasta los problemas. Afianzo el sentido de pertenencia.
“El presidente rescató que alianzas como esta que lograron la Fundación Dignamente y el INTA, en este caso EEA Qumili deben ser replicadas”, contó la Ing. Graciela Leguizamon, quien compartió la conversación. “El presidente preguntó cómo lo lograron y Marcos Salvay contó que empezó como un sueño, un desafío, que al comienzo nadie creía que lograríamos algo. Rescató los valores que las dos entidades comparten para llevar adelante el trabajo y el principal objetivo que es darle a la gente libertad, enseñarles que se puede lograr cosas sin importar cuan difícil o complicada sea la situación”, agregó.
Durante el 2019 Dignamente e INTA acompañaran 150 huertas familiares aproximadamente. En este caso se articula el trabajo del INTA; a través de Pro-huerta que es financiado por Desarrollo Social, que también financia el Programa Primera Infancia ejecutado por Fundación Dignamente y por el que las madres acceden a una tarjeta con un monto de dinero para poder recuperar a sus niños con desnutrición y como contraparte deben aprender oficios y a administrar.
Este fuerte vínculo entre las dos entidades trabaja en conjunto los programas Primera Infancia, Pro Huerta y Nutrir la Infancia. Todo comenzó un año atrás con la inauguración de una huerta comunitaria demostrativa con la aspiración de poner en marcha 10 huertas. Ese número fue sobrepasado y hay actualmente unas 50 huertas hogareñas con diferentes tamaños y con importante producción al punto de que muchas vendieron los excedentes.
INTA aportó el conocimiento, la tecnología y el acompañamiento técnico mientras que la Fundación puso sus promotores, un técnico más de la zona para desarrollar y completar lo que entre todas las partes aportaron: ganas, el creer, el ver bien al otro.
El proyecto empezó con 60 niños con diferentes grados de desnutrición los cuales ya están recuperándose y algunos ya recibieron el alta. Para ello cuentan con la labor de médicos, fonoaudiólogos y todos los profesionales que se necesita para lograr que los niños puedan desarrollarse saludablemente. Para ello el Pro Huerta, mediante el programa de huertas familiares reforzó el propósito de desnutrición cero haciendo que las familias mejoren su dieta.
“El Presidente dijo estar enamorado del programa porque no solo ayuda a resolver problema de desnutrición sino también los casos de obesidad infantil. Dijo que es correcto que INTA enseñe, que capacite, que los programas deben potenciarse unos con otros para que lleguen a la gente”, relató Graciela Leguizamon sobre pasajes del dialogo del Presidente Macri.
Beto Rocchia, presidente de la Fundación Dignamente, aporto que “para que esta alianza exitosa a favor de la gente se dé, ambas instituciones tienen valores innegociables y que no se llega a esta interacción por mero voluntarismo, sino por horas de trabajo conjunto, de discusión, de compartir visiones, proyectos y sueños y de arremangarse para trabajar”.
La directora de EEA Quimili, acotó “que en este trayecto que les toco trabajar, la sensibilizan las mujeres con sus problemáticas y que aun así vienen a trabajar, a aprender y que tenemos que trabajar mucho con el autoestima, con la revalorización de la mujer. Griselda, Rosa, Claudia, las acompañantes nos hacen emocionar con sus vivencias, con sus sueños y por eso como no ayudarlas a avanzar, como no querer que las cosas funcionen para que puedan vivir mejor ver el futuro para los hijos”.
Por su parte Marcos Salvay destacó: “Todavía no caemos en todo lo que vivimos esta mañana. Pero sin dudas nos enseña que estamos haciendo muy bien nuestra tarea y nos motiva a seguir trabajando con cada uno de nuestros programas y fortaleciendo la vinculación estratégica. Lo que hoy le mostramos al presidente Mauricio Macri es muy grande porque es el trabajo de las familias que se superan día a día. Estamos muy contentos con todo lo vivido y eso nos impulsa a seguir afianzando nuestra labor en Weisburd, Quimilí y en un tercer centro que abriremos próximamente”.
Weisburd, el más grande industrial de Santiago del Estero
Israel Weisburd inaugura su moderna fábrica de tanino en el año 1941 incentivado por la gran demanda originada por la guerra mundial. El edificio de una manzana era de ladrillos vistos, con techos de cinc, con maderas y una enorme chimenea que le daba un marco espectacular que se agigantaba cuando los trenes ingresaban directamente por el portón de la fábrica. La capacidad de producción era superior a las 5.000 Tn. anuales y durante más de 10 años funcionó las 24 horas del día. Más de 3.500 obreros trabajaban en tres turnos rotativos y se alojaban en modernas casas de material, con tejas rojas separadas con costaneras blancas en medio de un tupido bosquecillo de frondosos árboles. Era un verdadero oasis en el desierto.
Esta localidad vivió épocas de gran esplendor. Era un pueblo modelo, muy organizado. Tenía todo: la estación, el ferrocarril, el hospital, la estafeta y hasta un cine. El pueblo contaba con un moderno hospital con los mejores elementos de cirugía y muy buen personal de médicos y enfermeros que se ocupaban de la salud de toda la región. En Weisburd también existían canchas de fútbol, básquet, clubes y se entregaban parcelas a los obreros para agricultura y ganadería. La enseñanza primaria era obligatoria en las 17 escuelas que existían de la compañía.
Con el cierre de la fábrica hacia el año 1961 todo pasó a ser decadencia y en la actualidad esta localidad solo sobrevive con el empleo estatal y la escasa actividad productiva de establecimientos de la zona.
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