Los Quebrachitos enfrenta la crisis en la producción lechera: sequías, decisiones gubernamentales y el cierre de un tambo impactan a 18 familias.
En los idílicos campos de Los Quebrachitos, ubicados a unos 18 kilómetros de la localidad que alberga a la empresa lechera de Pablo Tosolini, la vida rural se ve amenazada por una serie de desafíos que han llevado a la difícil decisión de cerrar uno de los tambos, poniendo en riesgo la subsistencia de varias familias. Nota realizada por el Doce TV.
Pablo, el dueño del establecimiento, comparte su experiencia, destacando que la raíz de sus problemas se encuentra en las sequías que han azotado la región durante un año y medio a dos años. A esto se suman decisiones gubernamentales que han impactado negativamente en el sector lechero, especialmente en lo que respecta al precio de la leche.
"Hoy, la lechería está atravesando un momento muy crítico, ya que no hay quien compre vacas de tambo. Esto hace aproximadamente 20 días, un mes, que lo hemos cerrado. Realmente, te digo la verdad, es lamentable. A mí me duele en el alma. Aquí es donde vivía parte del personal, el tambero y la gente que prácticamente el tambero designaba para vivir aquí."
La empresa, que abarcaba actividades desde la producción de leche hasta la industrialización en sus propios terrenos, se vio obligada a cerrar un tambo, una decisión que ha afectado a alrededor de 70 familias que dependían de esta actividad. La sequía prolongada y las condiciones desfavorables del mercado han creado una tormenta perfecta que ha dejado a los productores lecheros luchando por sobrevivir.
Pablo explica que la difícil decisión de cerrar un tambo, operativo durante más de 40 años, ha llevado a la venta de maquinaria y, lamentablemente, incluso a la venta de las vacas a otros establecimientos. Sin embargo, la crisis en el mercado de la leche ha dificultado la venta de estos animales, generando incertidumbre sobre el futuro de la empresa y la comunidad.
La situación se torna aún más crítica cuando se revela que 18 familias se han quedado sin empleo como resultado del cierre del tambo. El impacto se extiende más allá de la producción, afectando a la vida cotidiana de la comunidad, donde las casas que albergaban a los trabajadores ahora permanecen vacías.
"Hace poco éramos aproximadamente 70 familias, hasta que se tomó la decisión de cerrar un tambo. Estamos atravesando un momento muy crítico debido a una sequía de un año y medio a dos años, bastante significativa en nuestra zona y en otras regiones. Además, se ha sumado a esto una tormenta perfecta en cuanto al tema del gobierno, que no nos acompaña con el precio de la leche. Realmente, tomar una decisión como la que hemos tomado de cerrar un tambo, después de más de 40 años, principalmente iniciado por mis abuelos, quienes comenzaron el tambo, y yo soy la tercera generación, no fue nada fácil. Estamos cobrando 125 pesos por litro de leche."
Pablo muestra su preocupación por el futuro de la producción lechera en la región, advirtiendo que si no se toman medidas pronto, la escasez de leche en el mercado será inevitable debido al cierre progresivo de tambos. El relato de este empresario refleja la realidad de muchas comunidades rurales que, a pesar de años de sacrificio y dedicación, enfrentan una crisis que amenaza con dejar un vacío en la industria lechera.
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