El árbol quedó dentro de la calle de ingreso a barrio Don Adolfo de Monte Maíz. La obra es realizada por el municipio.
En el corazón de la negligencia municipal y la falta de planificación, en el barrio Don Adolfo se presenta una situación absurda que no solo desafía la lógica, sino que plantea riesgos innecesarios para la seguridad pública. La construcción del pavimento en el ingreso del barrio, que comenzó en 2023, se ha convertido en un escaparate de incompetencia y desinterés por parte de las autoridades locales.
El proyecto, supuestamente un esfuerzo conjunto entre la municipalidad y los residentes, ha resultado ser un caos financiero. Los vecinos, que contribuyeron económicamente al adquirir hormigón, se encuentran ahora financiando no solo la obra sino también los errores groseros de cálculo. Rumores circulan sobre la necesidad de un segundo aporte económico debido a los fallos en la planificación inicial. Este hecho solo refleja la incapacidad de quienes deberían velar por el bienestar de la comunidad.
Pero la verdadera sorpresa llega con las imágenes enviadas por un atónito vecino: un árbol, olvidado y desafiante, queda expectante en el trazado del pavimento recién colocado. Es una afrenta no solo a la estética urbana, sino, lo que es aún más importante, a la seguridad de los transeúntes.
La Ley Provincial N° 8560 de Córdoba no podría ser más clara: los árboles dentro de la zona de camino deben ser removidos o podados. La presencia de este árbol en el pavimento no solo viola esta ley sino que pone en peligro la integridad de quienes transitan por la zona. ¿Cómo es posible que una obra pública, financiada por los contribuyentes, se realice sin el mínimo respeto por las normativas de seguridad?
Este desprecio por las leyes y regulaciones se extiende a la ordenanza municipal y las disposiciones locales. ¿Dónde está la supervisión y aplicación de las normas que deberían proteger a los ciudadanos? El hecho de que un árbol pueda permanecer en medio de una acera pavimentada, contradiciendo todas las normativas existentes, demuestra la desidia de las autoridades y su indiferencia hacia la seguridad ciudadana.
El Artículo 23 de la ley de transito nacional 24.449, de la normativa no es una sugerencia; es una directriz para garantizar la seguridad y fluidez del tráfico. La presencia de este obstáculo anormal debería haber desencadenado una respuesta inmediata, pero parece que la indiferencia se ha apoderado de aquellos que deberían proteger a la comunidad.
Este desastre no es solo un problema estético; es una afrenta a la seguridad pública. La comunidad merece respuestas claras, acciones inmediatas que ponga fin a esta vergonzosa exhibición de ineptitud. La seguridad de los ciudadanos no puede sacrificarse en el altar de la incompetencia y la negligencia.
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| Imagen tomada el día 23 de enero |
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